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El crecimiento de los activos digitales y al igual que el aumento de interés por estos activos digitales de parte de grandes compañías en este 2021 ha hecho que inevitablemente los gobiernos volteen a verlo ya sea con intenciones de regularlas o con vistas de entrar al mercado de las criptomonedas.
Este tema fue abordado por Hailey Lennon en un extenso artículo publicado en la revista Forbes. En este artículo la autora realizó un análisis, acerca de la correlación entre instituciones, gobiernos, regulaciones y por supuesto, activos digitales.
Lennon se desempeña actualmente como consultora legal de diversas compañías de cripto y tecnología financiera. Igualmente, en el pasado se ha desempeñado como asesora reguladora de firmas cripto como bitFlyer, Coinbase y Silvergate Bank, además de secretaria de la Virtual Commodity Association.
Criptomonedas e internet, ¿futuro similar?
En la publicación de Forbes, Lennon se cuestiona cuál sería el futuro de las private currencies en los Estados Unidos y en el mundo, además de manifestar que una buena cantidad de personas consideran que el resultado podría ser parecido a la manera en que HTTPS fue concebido y entendido en el pasado, y que, después de un largo proceso de adaptación y uso constante de la ciudadanía mundial, el gobierno terminó por aceptarlo.
Las similitudes con este código también radican en el hecho de que HTTP, se originó en un ambiente demasiado próximo a las instituciones estadounidenses gubernamentales, aunque este código se creó en el área comercial justamente con la clara intención de cifrar las comunicaciones en línea y hacerlas imposibles de rastrear.
El reporte de Lennon, sugiere que los consorcios sigan siendo parte de las diversas discusiones acerca de la privacidad de las monedas, sobre todo con los reguladores, con la finalidad de poner un punto final a conceptos equivocados y destacar de manera responsable el valor de la privacidad en el área financiera.
No obstante, debido a la complejidad y cantidad de problemáticas existentes actualmente, Lennon deja en claro que existe una baja probabilidad de que dichos problemas logren tener una pronta resolución.
Para la autora el compromiso de la industria cripto con relación a los reguladores es de suma importancia, ya que básicamente sería una forma convincente de demostrarles que las monedas de privacidad no son tan perjudiciales si se habla de lavado de dinero o financiamiento del terrorismo, por ejemplo.
Igualmente se deja en claro el hecho de que los reguladores por lo general no tienen las manos suficientes para atender dichos temas, por lo que simplemente no se enfocan en desarrollos a largo plazo, en su lugar prefieren decantarse por las diversas problemáticas que tengas a corto plazo cerca de ellos.
El punto más importante del citado reporte, es el enfoque y manera de comprender a los cripto activos por parte de los gobiernos y de los reguladores, razón por la cual han impuesto (y siguen considerando) una serie de restricciones a este tipo de dinero digital, con la finalidad, según ellos, de salvaguardar la privacidad de los usuarios, además de ser un intento fallido de mantener cierto control sobre el sector.
“Entendiendo el ritmo vertiginoso con el que avanza la innovación, sobre todo en el área de los cripto activos, espacio en el que la privacidad es por lo general obligatoria, es posible que estas distracciones los mantengan poniéndose al día y quizás en el lado equivocado de la balanza” señala Lennon.
Sin embargo, es de resaltar que uno de los principales problemas que existe en el entorno del cripto dinero es justamente la privacidad, el cual está a la luz de todos sus participantes, pero que, incluso algunos de ellos se niegan a verlo o simplemente fingen que no existe.
Dicha problemática claramente no es dilema técnico o tecnológico sino político, que no debe menospreciarse de ninguna forma solamente por el hecho de que no emane de cuestiones técnicas, tecnológicas o financieras.
No obstante, existe la posibilidad de que los gobiernos no tengan mejor opción que aceptar que los usuarios de los activos digitales desean contar con un alto nivel de privacidad. Si dichos usuarios representan un porcentaje relevante de la población, los gobiernos democráticos podrían verse imposibilitados con facilidad, a actuar sin perder el apoyo de la gente y, por lo tanto, podrían simplemente tomar nota de la situación.
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