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Los tokens no fungibles (NFT) han ganado popularidad a lo largo de los últimos años. No obstante, todavía hay mucho desconocimiento sobre ellos y, por ello, hoy te contaremos un aspecto fundamental que muchos usuarios parecen no tener en cuenta: La propiedad intelectual de los NFT y cómo funcionan.
Comencemos por repasar qué son los NFT. Un token no fungible (NFT) es un activo digital no fungible; es decir, es un activo que no puede ser modificado y es único. Esto implica que, a diferencia de las criptomonedas, los tokens no fungibles no se pueden intercambiar entre sí debido a que no hay dos iguales.
Una confusión recurrente es creer que los NFTs únicamente pueden ser obras de arte. No obstante, en realidad, todo lo que pueda representarse digitalmente tiene el potencial de ser un NFT: Obras, imágenes, memes, tweets, música o cualquier producto digital. Incluso, un activo físico puede tener un NFT.
Pero, ¿Qué tienen de especial? Un NFT es una representación inequívoca de un activo en la blockchain, o cadena de bloques y, por ende, se puede garantizar la autenticidad del activo. La mayoría se crea en la cadena de bloques de Ethereum bajo el el estándar técnico ERC-721.
Esto no significa que no exista la falsificación o que las personas no podrán simplemente descargar los archivos digitales y tenerlos. Realmente un NFT lo que otorga es un registro de la propiedad del activo, y aquí es donde adquiere relevancia el punto de este artículo porque algo que muchas personas desconocen es que el artista puede conservar los derechos de autor y reproducción, al igual que con las obras de arte físicas, luego de vender un NFT.
Nuevamente, un NFT es fundamentalmente metadatos sobre un activo que se agregó a la blockchain. Por ejemplo, cuando una persona adquiere una impresión original de la obra de arte, esta será exclusivamente propietario de la impresión física en sí. No obstante, generalmente no se le otorgará ningún derecho de propiedad intelectual sobre la obra de arte original. Sucede lo mismo con los NFTs.
Ahora, un ejemplo aplicado a este ecosistema, adquirir un NFT no le da necesariamente el derecho al propietario de utilizar el activo digital del NFT para imprimirlo en una camiseta sin permiso y comercializarla, a menos que sea explícito, en caso contrario, los derechos de autor o propiedad intelectual los conserva el autor del activo que ha sido tokenizado.
Los derechos de propiedad intelectual (PI) están relacionados con las creaciones de la mente. Es decir, pueden ser invenciones, obras artísticas y literarias, nombres e imágenes. A nivel de legislación, se protege la PI mediante patentes, derecho de autor y marcas.
En un mundo no digital, era sencillo aplicar estas normativas. Pero, en un mundo donde cualquiera puede copiar y pegar, la regulación anterior queda obsoleta.
Entonces, un NFT puede estar sujeto a protecciones de propiedad intelectual, estas pueden ser derechos de autor, patentes de diseño o, incluso, derecho de marcas registradas. Es decir, cuando una persona compra un NFT, esta no obtendrá de forma automática los derechos de propiedad intelectual.
De esta manera, cualquier regalía que pueda provenir del NFT le pertenecerán al propietario de los derechos de autor del trabajo subyacente. Sin importar quién posea la propiedad del NFT.
Asimismo, los creadores de NFT pueden decidir agregar una tasa de regalía durante el proceso de acuñación. Estas le otorgan beneficios a los creadores cada vez que se vende el NFT. De hecho, esta es una estrategia que muchos artistas aplican porque les permite continuar monetizando su trabajo más allá de la venta inicial.
Por tanto, adquirir un NFT otorga un derecho de propiedad, es decir, la propiedad del metadato que representa el objeto digital. No obstante, no ocurre lo mismo con los derechos de propiedad intelectual sobre la obra, los cuales serán propiedad del creador.
Sí, los creadores pueden transferir los derechos de propiedad intelectual al comprador pero esto debe ser asignado por escrito.
La colección más reconocida que ha cedido los derechos de propiedad intelectual a los propietarios de NFT es Bored Ape Yacht Club (BAYC).
Cualquier persona que posee un NFT de esta colección tiene los derechos para beneficiarse de ellos. En sí, "poseen completamente el Bored Ape subyacente, el arte", lo que les permite que puedan utilizar la imagen subyacente como deseen. Esto les permite incluso alquilar el arte a las marcas y de este modo recibir beneficios de ello.
Por otro lado, también se tiene la colección de CryptoKitties, la cual le permite al propietario del NFT comercializar la imagen, siempre y cuando el uso comercial no genere ganancias superiores a $100 millones de dólares estadounidenses por año.
En el mercado de los tokens no fungibles hay dos partes: El creador del activo subyacente al NFT y el comprador. Sí, los derechos de propiedad intelectual son un factor que los compradores deben tener en consideración pero también los creadores.
Ciertamente los tokens no fungibles no pueden ser duplicados. No obstante, Internet ofrece la libertad de copiar y pegar por lo que una persona podría copiar el activo subyacente y acuñar un nuevo NFT, generando confusión en el mercado y por supuesto, obtener beneficios a partir de un activo digital que no le pertenece.
Entonces, la capacidad de un NFT de combatir la falsificación radica en la capacidad de distinguir entre las copias digitales originales y las copias posteriores. La blockchain permite este proceso de autenticación.
Pero, a nivel legal, los creadores de NFTs pueden hacer registro de su marca en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos. Esto permite que el creador tenga poder legal sobre su marca y derecho a utilizarla. Es decir, permite presentar demandas por infracción de una marca registrada.
Al final, ser propietario de los derechos de autor le otorga a la persona el derecho a reproducir la obra, crear obras derivadas, distribuir copias, entre otros.
Los creadores de contenido digital deben ser conscientes de lo fundamental que es obtener protección de propiedad intelectual para sus marcas. Dado que, aunque los NFTs siguen siendo un sector poco desarrollado, no proteger la marca podría desembocar en pérdidas.
Y, por supuesto, debe de haber una delimitación clara de cuáles son las licencias que se le otorgan al comprador al adquirir un NFT.
Los compradores deben ser muy conscientes del activo que están comprando, cuáles son los riesgos y los permisos para utilizar el activo subyacente al NFT. Nuevamente, este no es un problema de la tecnología: En el mundo físico, una persona al comprar un disco o una obra literaria no está accediendo a los derechos de propiedad intelectual. Por ende, los NFTs no tendrían que ser la excepción.
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